El obispo de San Sebastián, monseñor José Ignacio Munilla, dictó una conferencia en 2014 titulada ‘La Familia, capital social‘, una conferencia de rabiosa actualidad debido a los ataques que sigue recibiendo esta institución social, base de la sociedad del bienestar y de las sociedades avanzadas.
Durante su conferencia el prelado basa sus argumentos a partir de la reflexión del libro de Josep Miró i Ardèvol, La sociedad desvinculada.
También Miró i Ardèvol ha desarrollado una obra de largo alcance que no solamente aguanta el tiempo, si no que propone un análisis que sigue aportando elementos de análisis de la actualidad.
Monseñor Munilla apunta que «la crisis de la desvinculación a través de una ruptura del hombre moderno con las instituciones como consecuencia de Mayo del 68 y la rebelión contra la religiosidad misma y Dios mismo«.
El obispo avisa de «la ruptura con los compromisos sociales». Una ruptura que desde la publicación del libro de Miró, la realidad tozuda no ha hecho más que acentuarse. «La ruptura de la familia es una desvinculación terrible», afirma
«La ideología de género -prosigue- es el cúlmine de la cultura de la desvinculación, ya no sé ni lo que soy. Hay un gran divorcio entre lo objetivo y lo subjetivo: entre verdad y amor, entre razón y voluntad»
«La gran tesis es la vinculación, a estar vinculados de la familia y desde ella crear vínculos. La gran crisis es una sociedad desvinculada con los vecinos, con la sociedad, con la familia y con lo subjetivo y objetivo«, ha adundado el prelado.
Otro libro de Miró i Ardèvol, El desafío cristiano, ha sido, precisamente, también objeto de un análisis reciente de la mano de una youtuber especializada en analizar textos clásicos.
A continuación, el vídeo atemporal de la conferencia de monseñor Munilla, que merece la pena escucharse de nuevo:
https://www.youtube.com/watch?v=ewQu_quc7Os
1 Comentario. Dejar nuevo
Pero para meterse en uncualquier partido político ahí no existe «desvinculación» como tampoco existe en los deportes y especialmente el futbol que apasiona a las masas y estas quedan «vinculadas» o más bien hipnotizadas. Creo que los problemas vienen de arriba de los dirigentes eclesiásticos que han dimitido de ser los intelectuales cristianos y solo escriben en las hojas parroquiales que debemos «amar» y punto. Pero ser un intelectual cristiano es abordar todos los problemas de nuestro tiempo y darles la orientacion cristiana.