Dos iglesias incendiadas fueron las tristes protagonistas cuando decenas de miles de manifestantes se reunieron el domingo en una plaza central de Santiago para conmemorar el aniversario de un movimiento de protesta que estalló el año pasado exigiendo una mayor igualdad en Chile.
La manifestación se produjo apenas una semana antes de que los chilenos voten en un referéndum sobre la sustitución de la constitución de la era de la dictadura, una de las demandas clave cuando comenzó el movimiento de protesta el 18 de octubre del año pasado.
La Iglesia, que precisamente representa una institución que apoya y ayuda a los más desfavorecidos por la sociedad, es utilizada en este tipo de revueltas por sectores ideológicos que quieren dirigir su ira contra la institución aprovechando la situación.
Si bien en Chile, durante la mañana de la jornada hubo un ambiente mayormente festivo a las protestas en Plaza Italia, hubo varios incidentes y altercados de violencia, saqueos y vandalismo por la tarde.
En cuanto a las iglesias incendiadas, es en ese momento que una iglesia cercana a la Plaza Italia fue incendiada mientras los manifestantes encapuchados vitoreaban, mientras que un segundo lugar de culto fue saqueado y también sufrió daños por fuego.
Para Víctor Hugo de la Fuente, periodista y gerente de la edición chilena de Le Monde Diplomatique, la felicidad reinaba entre los manifestantes “por la posibilidad de progresar y lograr un Chile más justo y democrático”.
Los manifestantes también pidieron que sus compatriotas votaran para «aprobar» el cambio constitucional propuesto.
El gobierno del presidente Sebastián Piñera, uno de los principales objetivos de las protestas, pidió a los manifestantes que fueran pacíficos y respetaran las restricciones del coronavirus. En Chile, la epidemia ha dejado 13.600 chilenos muertos con más de 491.000 infectados.
Las protestas estallaron hace un año inicialmente como respuesta a un aumento en las tarifas del metro, antes de convertirse en una manifestación general contra la desigualdad y el gobierno.
La gente se para frente a la Iglesia de Asunción en llamas -una de las dos iglesias incendiadas- después de que los manifestantes la incendiaran en la conmemoración del primer aniversario del levantamiento social en Chile.
La manifestación se produce apenas una semana antes de que los chilenos voten en un referéndum sobre la posibilidad de reemplazar su constitución de la era de la dictadura.
La policía antidisturbios choca con manifestantes en Santiago.
Un soldado chileno apunta con su escopeta a los manifestantes. En los últimos días, las protestas a pequeña escala y los incidentes aislados de violencia han resurgido en Chile, mientras los seis millones de ciudadanos de la capital emergen de meses de confinamiento luego de la pandemia de COVID-19.
Chile, mientras los seis millones de ciudadanos de la capital emergen de meses de confinamiento luego de la pandemia de COVID-19.
Las manifestaciones, aunque en gran medida pacíficas al principio, se vieron empañadas por un aumento de los incidentes de violencia.
«Quienes llevan a cabo estos actos de violencia no quieren que los chilenos resuelvan nuestros problemas por medios democráticos», dijo a la prensa el ministro del Interior, Víctor Pérez, y prometió castigar a quienes cruzaron la línea el domingo.
Chile se ha visto afectado por continuas y a veces violentas protestas callejeras desde el levantamiento de octubre pasado, cuando una protesta estudiantil por un modesto aumento en las tarifas del metro se convirtió en un movimiento mucho más grande y más amplio con una larga lista de demandas que se centran principalmente en la desigualdad.
En el período previo al aniversario, las autoridades desplegaron 40.000 soldados en las calles de todo el país.
