Esta semana pasada el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, firmaba el documento que hacía oficial la reconversión de la basílica de Santa Sofía en mezquita retornándola al culto musulmán.
Se trataba de uno de los grandes deseos del presidente turco, que censuraba la norma apenas una hora después del dictamen judicial que anulaba su conversión en museo, en 1934.
El mundo musulmán turco esperaba este giro para volver a prostrarse después de 80 años en dirección a La Meca en el interior de Santa Sofía.
El Consejo de Estado, órgano judicial de última instancia en Turquía, anulaba el viernes, 10 de julio, la transformación en museo del monumento, impulsada por Kemal Atatürk, cuando llevaba 480 años funcionando como mezquita, tras haber sido levantada como basílica cristiana por el emperador Justiniano, hace casi 1500 años.
Los magistrados recogen la petición de una asociación privada, aunque lo que subyace en la iniciativa es la promesa electoral de los islamodemócratas del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de devolver el templo al culto musulmán. El Consejo de Estado abona su punto de vista de que el edificio es una mezquita “por derecho de conquista de Mehmet II, que la legó al estado como tal”.
La UNESCO se ha manifestado al respecto y ha advertido al gobierno turco contra cualquier movimiento precipitado, horas antes del dictamen. La organización cultural de las Naciones Unidas ha recordado a Ankara la obligación de ser notificada sobre cualquier cambio que afecte al monumento, patrimonio de la humanidad.
Domingo del Mar y Santa Sofía
El Papa se ha manifestado sobre este episodio este domingo 12 de julio, después de rezar la oración mariana del Ángelus.
Francisco recordó que este domingo se celebraba el Domingo del Mar y dirigió su mirada hacia Estambul, hacia Santa Sofía, ahora convertida en mezquita. «Estoy muy dolido», dijo el Papa refiriéndose a esto. Luego saludó a los fieles de Roma y a los peregrinos de varios países, especialmente a las familias del Movimiento de los Focolares.