La UE vive el momento Von der Leyen . La Presidenta de la Comisión Europea, avalada por la iniciativa francoalemana del 18 de mayo, se ha atrevido a dar un paso adelante sin precedentes. La Comisión Europea se endeudará a gran escala para conseguir fondos en la lucha contra el coronavirus, que se canalizarán por primera vez en forma de deuda colectiva a través del presupuesto comunitario.
Estamos a las puertas de dar un paso adelante de una gran trascendencia en la construcción europea. La UE se dispone a poner las bases de una nueva política fiscal y presupuestaria, carencias congénitas de la Eurozona. El plan de Von der Leyen pone sobre la mesa 750.000 millones de euros que se suman al proyecto de presupuesto de la UE o Marco Financiero Plurianual para el período 2021-2027 con una cuantía de 1,1 billones de euros. El importe del fondo es inferior a algunas cantidades que se habían planteado inicialmente, pero es contundente y, esta vez, sin artificios de «movilización» de fondos para inflar las cifras. Dos tercios de los 750.000 millones de euros serán en forma de subvenciones o transferencias, es decir, dinero que no tendrán que devolver. En este terreno, la Comisión Europea recoge al cien por cien el planteamiento del plan de Merkel y Macron del 18 de mayo, en el que ya se apuntaban 500.000 millones de euros en forma de transferencias. Von der Leyen justifica las transferencias argumentando que «son inversiones conjuntas de futuro, que no tienen nada que ver con la deuda pasada de los Estados miembros». De hecho no son una gran novedad, pues «el presupuesto europeo siempre ha incluido subsidios».
La Presidenta de la Comisión Europea ha presentado un ambicioso programa de recuperación económica situado entre dos polos: las aspiraciones de los países del sur y las reticencias de los países del norte del continente. Ni ha seguido la mutualización de la deuda deseada por el sur ni se ha excedido en la transferencia de fondos tan temida por el norte. Ha utilizado una fórmula intermedia.
Para conseguir financiar el plan de recuperación, la manera elegida por la Comisión Europea consiste en aumentar temporalmente el techo de gasto de su presupuesto hasta el 2 por ciento del PIB de la UE, lo que le permitirá ir a los mercados a recaudar los 750.000 millones requeridos.
La Comisión Europea propone la creación de cinco impuestos con los que confía recaudar dinero suficiente para devolver en 30 años, que empiezan a contar a partir de 2027, los 750.000 millones de euros con los que trata de combatir la pandemia. Los cuatro tributos prioritarios consistirían en dos gravámenes sobre el dióxido de carbono, la taza digital y las grandes corporaciones. Tampoco se descarta un impuesto al plástico. La recaudación anual rondaría entre los 30.000 y los 45.000 millones de euros.
El plan de recuperación se basa en tres pilares . El principal es un «fondo de resistencia y recuperación» que dispondrá de 560.000 millones de euros (310.000 transferencias y 250.000 préstamos), va destinado a apoyar a los estados con inversiones y reformas. El segundo pilar se destina a estimular la inversión privada, a través de un instrumento de solvencia para dar apoyo a las empresas. El tercer pilar se destina a programas de salud y de protección civil. El plan presentado por la Comisión señala los sectores más necesitados de financiación: turismo, comercio, energías renovables, energía e industrias intensivas, negocio digital, transporte, automóvil y construcción.
La Comisión estima que, sumando las medidas aprobadas hasta ahora contra la pandemia a través de otros mecanismos y el nuevo fondo de recuperación, la UE movilizará un total de 3,1 billones de euros contra el coronavirus, equivalentes al 22,1 por ciento del PIB de la UE.
Con la presentación de la propuesta de la Comisión Europea se abre un período incierto de negociaciones y un complejo proceso de debate entre los 27 estados miembros de la UE que será dificultoso, pero que tendrá que hacerse rápido si se quiere garantizar la recuperación económica .
El presidente del Consejo Europeo, el belga Louis Michel, ya ha convocado una reunión de jefes de estado y de gobierno europeos para el 19 de junio. Los cuatro países llamados «frugales» -Países Bajos, Dinamarca, Suecia y Austria- rechazan los subsidios y apuestan por los préstamos, pero últimamente están dando muestras de flexibilidad en sus planteamientos. Por un lado, saben que serían los más perjudicados por una eventual ruptura del mercado interior y, por otro lado, si mantuvieran sus posiciones con dureza se verían confrontados con un Parlamento Europeo decidido a plantar cara.
La propuesta final debe ser aprobada por el Consejo Europeo, el Parlamento Europeo y, en materia del Marco Financiero Plurianual o presupuesto 2021-2027 de la UE, también por los parlamentos nacionales. La valedora más grande del fondo de recuperación, al margen de Von der Leyen, es Angela Merkel, que el día 27 de mayo declaró en Berlín que «nos esforzaremos en el Consejo Europeo del 19 de junio para que haya un acuerdo por unanimidad». Si todo va bien, el primer dinero del fondo debería llegar en otoño.
El Gobierno Español ya ha mostrado su satisfacción sobre el fondo de recuperación. Después de Italia, es el estado miembro de la UE que sale más beneficiado: 77.324 millones en transferencias y 63.122 en créditos. España obtiene el 19,88 por ciento del total de las transferencias sin retorno, sólo por detrás de Italia que se lleva el 20,45 por ciento. En general, los países del sur son los grandes beneficiados, pero también deben ser conscientes de que la Comisión Europea vincula los desembolsos del fondo a una condicionalidad ligada a los planes nacionales de reforma , para garantizar que el gasto redundará en beneficio de la competitividad y la modernización de los países auxiliados.
Italia ya ha detallado su «plan estratégico» para utilizar los fondos europeos, con acciones para reducir la burocracia a la hora de relanzar las inversiones y modernizar el país con la digitalización y la implementación de la banda ancha en todo el territorio lo antes posible. El dinero del fondo de recuperación será distribuido y controlado por la Comisión Europea, mientras que la gestión de las inversiones se realizará de manera descentralizada.
Esto no es un rescate, pero hay condiciones . No es un rescate porque no hay ni rastro de la troika, aquellos «hombres de negro» de macabra reputación, pero los países deberán presentar y ver aprobados los planes de reforma e inversiones para lograr acceso a las ayudas. » Cuando presente un plan nacional, cada país explicará cómo contribuye a conseguir las prioridades en el Semestre Europeo «, declaró el vicepresidente económico de la Comisión Europea, el letón Valdis Dombrovski. Este Semestre Europeo es precisamente el mecanismo que supervisa las políticas económicas de los Estados miembros y servirá también para verificar la buena utilización de estas partidas.
El proceso comenzará en abril de cada año , cuando los países trasladen a Bruselas un documento con los detalles de las reformas y las inversiones que pretenden hacer a cargo del fondo de recuperación. En los planes deberán justificar cada reforma y demostrar que servirá para fortalecer el crecimiento y reforzar la cohesión social y que, por supuesto, son inversiones relacionadas con la pandemia. También deberán especificar que las medidas enlazan con las dos grandes prioridades marcadas por la Comisión Von der Leyen: el pacto verde o la transición verde y la digitalización. Los planes de Bruselas son que el 60 por ciento de las transferencias estén comprometidas antes del 2022 y el resto a finales de 2024, mientras que los préstamos deberán solicitarse antes de que acabe 2024.
Alemania asume el primero de julio la presidencia de turno de la UE. Angela Merkel es muy consciente de la importancia del momento. Por eso acaba de declarar que la lucha contra la pandemia centrará la presidencia alemana y, que se deben aprovechar los momentos actuales para ser capaces de hacer un gran paso adelante en el proceso de integración europea que permita jugar en Europa un verdadero papel de actor global. » Tenemos que hacer un esfuerzo extraordinario para asumir este desafío del coronavirus, pero quiero aún más cosas. La tarea durante la presidencia de la UE será consolidar Europa internamente para que también pueda actuar como ancla de estabilidad externa «.
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