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¿Hacia un Renacimiento Europeo?

Libertades

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Poco antes de las últimas elecciones europeas (mayo 2019), Emmanuel Macron pronunció un discurso con el título «Por un Renacimiento Europeo». Al cabo de casi un año de aquel discurso, su contenido parece cada vez más relevante y más actual.

El rasgo característico de aquel discurso es que iba dirigido directamente a los ciudadanos y no a los líderes y a los gobiernos, como fue el caso de otro discurso suyo pronunciado con mucha pompa en septiembre de 2017 en el marco de la Universidad de la Sorbona de París, «poco exitoso a la vista de sus resultados» según el propio autor.

El nuevo discurso comenzaba así: «Me he tomado la libertad de dirigirme esta vez a ustedes directamente (dado que los líderes europeos, especialmente Alemania, no han hecho mucho caso de mi discurso anterior sobre el futuro de Europa), no solamente en nombre de la historia y de los valores que nos unen, sino también porque hay urgencia. Desde la segunda guerra mundial, Europa nunca había sido tan necesaria como hoy, y al mismo tiempo nunca había estado tan en peligro como hoy«.

La clave del peligro, según Macron, eran el nacionalismo y el populismo, y el Brexit era «un ejemplo perfecto de las cosas». «Ejemplo de la crisis de una Europa que no ha sabido satisfacer las necesidades de protección de los pueblos ante los grandes cambios del mundo contemporáneo. Ejemplo también de la trampa europea. La trampa no es pertenecer a la UE, sino la mentira y la irresponsabilidad que la pueden destruir. ¿Quién explicó a los británicos la verdad sobre su futuro tras el Brexit? ¿Quién les ha explicado las consecuencias de perder el acceso al mercado europeo? ¿Quién les ha advertido de la ruptura del Reino Unido? El repliegue nacionalista no tiene propuestas, es un «no» sin proyecto. La UE es ciertamente un éxito histórico, pero debemos hacer más y hacerlo más rápido para salvaguardarla. Los ciudadanos nos dicen a menudo: ¿Dónde está Europa? ¿Qué está haciendo Europa? Muchos piensan que se ha convertido en un mercado sin alma. Debemos reinventarnos en forma de un Renacimiento Europeo, fundamentado en tres aspiraciones: libertad, protección y progreso».
Algunas propuestas concretas de Macron eran las siguientes:

  • Defender nuestra libertad. El modelo europeo se basa en la libertad individual y la diversidad de opiniones y de creación. Creación de una Agencia Europea de Protección de las Democracias.
  • Proteger nuestro continente. Afrontar el reto de las migraciones. Revisar el espacio Schengen, creación de una policía de fronteras común, de una Oficina Europea de Asilo y un Consejo Europeo de Seguridad Interior. Adopción de un nuevo tratado de defensa y seguridad, en colaboración con la Creación de un Consejo de Seguridad Europeo que incluya al Reino Unido. Las fronteras europeas también deben garantizar una competencia leal.
  • Recuperar el espíritu de progreso. Europa ha creado la seguridad social y, al mismo tiempo, es un espacio de progreso. Prioridades a los grandes retos actuales: cambio climático y revolución digital. Creación de un nuevo Consejo Europeo de Innovación. Se necesita un pacto con África, con quien tenemos que sellar un pacto de futuro, asumiendo un destino común.

Macron terminó así su discurso: «Sobre los pilares de libertad, protección y progreso debemos construir el Renacimiento Europeo. No podemos dejar que los nacionalistas sin propuestas exploten la rabia de los pueblos. No podemos ser sonámbulos de una Europa lánguida (hace referencia a los líderes «sonámbulos» que llevaron a la Primera Guerra Mundial). No podemos estancarnos en la rutina y el encantamiento. El humanismo europeo exige acción y en todas partes los ciudadanos están pidiendo participar en el cambio. En esta Europa donde los pueblos habrán recuperado realmente el control de su destino, estoy seguro de que el Reino Unido volverá a encontrar su sitio».

Además de reformar los tratados que hagan falta, Macron propone finalmente organizar una gran Conferencia sobre el futuro de Europa con amplia participación de los ciudadanos. Ya hemos comentado en un post anterior que la nueva Comisión Europea presidida por la alemana Ursula von der Leyen ha recogido este guante y se propone organizar precisamente una gran Conferencia sobre el Futuro de Europa que debe comenzar este año, concluir el año 2022 y llevar a la práctica sus conclusiones sobre la necesaria refundación de la UE.

Tal como se presenta el actual marco geopolítico, los resultados de esta Conferencia pueden suponer el ser o no ser de la UE. Las geoestrategias, las guerras comerciales y las tecnológicas de la segunda década del siglo XXI no tienen nada que ver con los contextos vividos anteriormente, en el seno de los cuales se produjeron los grandes éxitos iniciales de la construcción europea de los que todos los europeos nos podemos sentir orgullosos. Ha llegado la hora de ser más ambiciosos y de dar pasos mucho más importantes para ultimar la inacabada arquitectura institucional europea y, sobre todo, ha llegado el momento de saber exactamente a dónde se quiere llegar.

Europa debe ser capaz de asumir y gestionar su propio destino. Esto no se podrá conseguir si los estados miembros de la UE no vencen sus resistencias a ceder más soberanía a la UE. Si no se llega a la unión política, la UE quedará fuera del contexto internacional y se convertirá en irrelevante.

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