Ante las polémicas declaraciones en estos últimos días, de algunos de nuestros representantes de este nuevo gobierno, una gran parte del tejido social está desencantado y ve el decaimiento de una sociedad que va perdiendo fuerza en los valores democráticos, debido a esa falta de ilusión y lucha por mantener ese espíritu que siempre ha caracterizado a nuestra sociedad.
Hay que encontrar la paz y la concordia mediante diálogo, respeto y sobre todo educación y cultura; sin esto último, no hay avance ni entendimiento. El progreso en el mundo se logra evitando el odio, rechazando el emponzoñamiento y la devastación.
¿Quién tiene el deber preeminente a educar? ¿Estamos educando en la libertad? Todos estamos de acuerdo y en el artículo 27 de la Constitución así lo dice, que tenemos derecho a la Educación y que se reconoce la libertad de enseñanza.
Para unos, el derecho a educar lo tiene en patente el Estado; para otros, el derecho a educar es primordialmente de los padres. Volviendo al artículo 27 de nuestra Constitución de 1978 nos dice: Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que estén de acuerdo con sus propias convicciones.
En el artículo 11- Libertad de expresión y de información, “Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea”
Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber injerencia de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.
En la Declaración Universal de los Derechos Humanos en el artículo 26 aclara de forma contundente que: Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.
Por lo tanto, con toda esta legislación, no tengo la más mínima duda jurídica para reconocer en todos los ámbitos sociales que los padres somos los que tenemos el derecho a educar a nuestros hijos.
Señores políticos: ¿No es posible acabar con esta polémica y dar libre opción para elegir a los padres en libertad?
No podemos interpretar la realidad, si nos obcecamos a convicciones o dogmas dónde no se transmite de forma clara el respeto, al contrario.
Los radicalismos y odios se paran o mitigan con el afecto, en vez de destruir construyamos comunicación. Insisto, colaboremos todos en vez de destruirnos e intoxicarnos, extingamos la hipocresía, paradigma de nuestra sociedad.
1 Comentario. Dejar nuevo
Entonces, debemos cambiar las leyes. Delegar la educación de las personas en sus progenitores de forma sistemática, implica arrojar a las personas a la suerte de tener un@s padres con valores o no tenerlos. El sistema educativo debe ser garante de que las personas reciban una educación en valores.
La educación en valores de l@s padres a l@s hij@s está garantizada, desde el mismo momento en que l@s hij@s viven con sus padres. Lo cual se enriquece además si reciben una formación en valores por parte de los centros escolares.