En el caso de un Brexit duro, España resultaría una de las grandes afectadas. El país ibérico tiene un superávit comercial de bienes con el Reino Unido de 7.528 millones de euros. De suceder una salida brusca con la Unión Europea las exportaciones se verían gravemente afectadas. En el caso del turismo, actualmente los servicios turísticos representan alrededor de un 32% de todas las exportaciones, según los datos del ICEX. Los británicos lideran el turismo en España, alcanzando la cifra de 10,5 millones en solo medio año.
Según cálculos del FMI el producto interior bruto del Reino Unido sufriría un retroceso cercano al 4%, cifra muy similar a la de Irlanda. La Unión Europea en su conjunto vería como su crecimiento económico retrocede en torno al 1,5% y España perdería alrededor de un 0,25% en un momento crítico en el que necesita mayor crecimiento para la creación de empleo y ajustar nuestras cuentas públicas.
A pesar de no tener un gran impacto mediático, otro de los posibles efectos colaterales en España es el corte de financiación en las pymes británicas. La salida de Reino Unido supondrá una limitación en la financiación dentro de los programas europeos, representando una restricción significativa para el desarrollo de la I+D en este país. Según datos oficiales, en el periodo 2014-2016, el país británico ocupó el segundo puesto por volumen de participación en las convocatorias del H2020, siendo las 4 universidades que más fondos reciben británicas, como son la Universidad de Cambridge, el College London, el Imperial College London y la Universidad de Oxford.
Y es que el país británico es el segundo partner más importante de España en términos de proyectos conjuntos en el marco del H2020, con casi 2.300 desde su comienzo. El Brexit, además de crear este problema económico, también puede traducirse en un freno para la innovación al limitar el acceso tanto al conocimiento como a la posibilidad de compartir expertise.