Hungría ha acogido un congreso internacional sobre demografía para analizar y poner a la familia en el centro de atención como principal solución a la crisis demográfica que afronta Europa.
Políticos, líderes religiosos y expertos de todo el mundo se reunieron entre el 5 y el 6 de septiembre en Budapest para abordar cuestiones relacionadas con la demografía en torno al lema «La familia ante todo».
Estos días han servido para encontrar soluciones sobre cómo frenar la caída de la población en los países del Este y sureste de Europa, aunque en un contexto europeo en el que todos los países, especialmente España, están sufriendo este proceso.
Uno de los ejes centrales de las conclusiones es que promover la descendencia es fundamental para afrontar la extinción cultural y política de Europa. Una Europa que ha dado las espalda a sus raíces cristianas fundacionales que la proyectaron y construyeron como actualmente es.
En este sentido, los países del Este y sureste de Europa están lanzando una llamada a su población para incentivar la natalidad y salir de la crisis demográfica en la que se encuentran.
El primer ministro nativista del país, Viktor Orbán, participó en la inauguración del congreso en la que sostuvo que un escenario de desaparición de Hungría es posible.
Hungría tiene una población de poco menos de 10 millones, que se está reduciendo debido a las bajas tasas de natalidad y a la emigración de húngaros a los estados de la UE del oeste.
«No es difícil imaginar que haya un último hombre que tenga que apagar las luces», dijo el presidente magiar en la apertura de su conferencia.
La inmigración no es suficiente ante la crisis demográfica
Orbán también apuntó que, al margen de las teorías que han sostenido que el descenso de natalidad se cubriría con la inmigración, en realidad el fenómeno del movimiento de población no es suficiente en número y es de compleja gestión.
«Si Europa no va a estar poblada por europeos en el futuro y tomamos esto como algo dado, entonces estamos hablando de un intercambio de poblaciones, para reemplazar la población de europeos con otros», dijo Orbán. «Hay fuerzas políticas en Europa que quieren un reemplazo de la población por razones ideológicas u otras».
Es cierto que el presidente de Hungría se ha mostrado desde su acceso al poder como anti-refugiados y anti-migración, y apoya la teoría del «gran reemplazo», que sostienen algunas derechas europeas.
La postura de Orban estuvo apoyada por el ex primer ministro australiano Tony Abbott, quien saludó al líder húngaro por tener «el coraje político para desafiar la corrección política». Estaban también acompañados por el presidente serbio, Aleksandar Vucic y el primer ministro checo, Andrej Babis.
Abbott dijo que las poblaciones moribundas, no el cambio climático, eran la mayor amenaza para la civilización occidental, y arremetió contra el Príncipe Harry y Meghan Markle por recientes comentarios de que no tendrían más de dos hijos debido a los efectos sobre el medio ambiente. «Tener menos hijos en los países occidentales difícilmente mejorará el clima cuando tantos niños nazcan en otro lugar», dijo Abbott afirmando la existencia de una severa crisis demográfica.
«Europa se ha convertido en el continente de la cuna vacía, mientras que en Asia y África se enfrentan a desafíos demográficos del tipo opuesto», dijo, por su parte, Katalin Novák, ministro de Estado de Hungría para la familia, la juventud y los asuntos internacionales.
También asistieron el primer ministro checo, Andrej Babiš, y el presidente de Serbia, Aleksandar Vučić, quienes dijeron que aumentar las tasas de natalidad era una prioridad para el desarrollo a largo plazo de sus países. Vučić dijo que su país estaba perdiendo el equivalente de la población de una ciudad mediana cada año. «Los serbios tienen una expresión para el crecimiento negativo de la población: la peste blanca», dijo.
Hungría duplica el gasto familiar
El gobierno húngaro duplicó el gasto familiar entre 2010 y 2019, con el objetivo de lograr «un giro duradero en los procesos demográficos para 2030». Las tasas de fertilidad han aumentado de 1,2 a 1,5 hijos por mujer, según cifras del gobierno. Esto todavía está lejos de la cifra 2,1 que la ONU dice que es el número requerido para una población sostenible.
Los gobiernos de toda Europa central han introducido incentivos financieros para tener hijos, no así España. Polonia introdujo el esquema 500+, que paga a los padres 500 zlotys (£ 103) al mes por hijo desde el segundo hijo en adelante. El plan polaco se extendió en julio de este año para abarcar a todos los niños, incluido el primero, sin ningún umbral de ingresos.
Babiš dijo que la República Checa también quería alentar a las familias grandes. «Es el tercer hijo el que tiene una importancia clave… No deseamos sobornar a nadie para que tenga un tercer hijo, pero debemos brindar apoyo principalmente a las familias que emprenden voluntariamente al tercer hijo», dijo.
Este año, el gobierno húngaro introdujo un préstamo sin intereses de 10 millones de forint (£ 27.000) para familias, que no tiene que devolverse si la pareja tiene tres hijos.
Novák negó que esto pudiera presionar a las mujeres para que tengan hijos: «Contrariamente a las acusaciones injustificadas y motivadas políticamente, no queremos obligar a nadie a tener hijos … Es impactante que nos ataquen constantemente por tratar de mantener a las familias por todos los medios disponibles».
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