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Hurgar en la basura

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Hurgar en la basura es el recurso periodístico habitual de las distintas cadenas televisivas. ¡Hurgan siempre! Apelo al vocablo basura en un sentido amplio. Creo haberlo expresado en más de una ocasión. A nivel particular lo expreso siempre: ¡No aguanto los rollodiarios de las distintas cadenas televisivas! ¡Me agotan y mucho! Informan de desgracias, una tras otra, acaecidas en cualquier parte. Hurgan en ellas. ¿Qué pasaría si en vez de hacer esto plasmasen las cosas grandes y hermosas que subsisten a pesar de las desgracias? ¡Sin olvidar las nuevas que acontecen!

El periodismo actual toma como punto de referencia la calamidad. No ya solo la natural sino la provocada por la acción del ser humano. Hurgan y hurgan en todas ellas. ¿El periodismo actual es esto? De ser así- y todo apunta a que es así- son noticia los sucesos, las desgracias personales, las afrentas, etc. La información televisiva, sea cual sea la cadena, es la elevación a la enésima potencia de aquel libelo de prensa denominado El Caso.

La gravedad de cada suceso no radica en la noticia en sí misma. Reside en la difamación práctica por suposición con su divulgación. Se necesitan para ello presuntos culpables en todo. Presuntos que quedan señalados como tales ante la opinión pública. Mientras la autoridad competente calla y no pontifica, este periodismo -sin pontificar- propicia que lo haga el receptor de la noticia por suposición. El desmarcaje posterior de los presuntos como tales no interesa como noticia de primera página, cuando su “culpabilidad” (entre comillas) no tiene base ni científica ni periodística. Por este camino cotidiano habitual la difamación práctica del prójimo está servida.

Actitud difamatoria “inocente” que practican todas las cadenas televisivas y también prensa escrita no solo la del “corazón”. Caen en la morbosidad con el afán de informar. Morbosidad presente en todas partes. Tan presente que cualquiera puede verse sentado en el banquillo de los acusados de la opinión pública como presunto de algo. Nuestra sociedad está muy enferma. Y no tanto por las mujeres y hombres que la componen como por esta actitud insana señalizante de corte periodístico que se erige como norma informante.

Hace dos años publiqué acerca de un testimonio ejemplar para todos los públicos. Relean el escrito.

PD ¡Ah! Me sigue gustando el tenor Plácido Domingo como tenor y como persona.


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1 Comentario. Dejar nuevo

  • Francesc Martinez Porcell
    26 agosto, 2019 11:22

    Mediante conexión pc, los artículos (míos y no míos) aparecen íntegros sin cortes publicitarios. Mediante conexión teléfono móvil aparecen los anuncios que interrumpen la lectura. En mi escrito hay una postdata.

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