En el mes de octubre de 2018 Uruguay aprobó la «Ley Integral para Personas Trans», un decreto insólito elaborado sobre presupuestos ideológicos que asumen radicalmente la llamada «ideología de género». Inmediatamente después de la aprobación de esta ley, se puso en marcha una iniciativa para derogarla. Se trataba de la campaña «Todos somos iguales» que, después de recolectar más de las 57.000 firmas necesarias (el 2% del padrón electoral), consiguió forzar la celebración de un pre referendo que se ha convocado para el próximo 4 de agosto de 2019.
La «Ley Trans» establece que menores de edad puedan cambiar su nombre y su sexo en registros públicos y recibir tratamiento hormonal sin la autorización de sus padres. Además, establece la gratuidad de estos tratamientos hormonales, así como de las intervenciones quirúrgicas de “reasignacion” de sexo.
Es una ley que también instaura cuotas de trabajo para órganos estatales, de tal modo que al menos el 1% de los trabajadores públicos deberán ser identificados como “transgénero” (es decir, hombres que dicen ser mujeres, o viceversa).
Instancias diversas han señalado la «Ley Trans» como injusta y peligrosa, entendiendo que su implementación acarreará mucho más perjuicio social que beneficio. Desde campos diversos como el médico-científico, filosófico, religioso o -incluso- feminista, y con distinto argumentario, se ha dado una unanimidad de criterio en la necesidad de derogar esta ley.
Una campaña en favor del referéndum
Ahora, e-Cristians ha lanzado una campaña de apoyo al referéndum, para ello ha hecho público un argumentario, que contiene razones para reflexionar sobre la Ley.
E-Cristians recuerda que esta postura «carece de todo fundamento académico», además de «atentar contra el más elemental sentido común, afirmar que el ser humano no nace hombre o mujer, y que es en el momento del nacimiento cuando se le asigna de forma convencional un sexo».
«Correlativamente -prosigue-, no puede pretenderse que nuestro deseo sin más sea el que defina la propia sexualidad; menos aún en el caso de menores de edad, en los que no ha concluido el proceso de maduración afectiva. Por lo mismo, a ningún menor debiera permitírsele el acceso a tratamientos hormonales o quirúrgicos irreversibles».
El texto de esta asociación considera que desde la ciencia médica «no puede fundamentarse razonablemente la visión de la ideología de género».
En ese sentido, se recuerda que recientemente, un grupo de profesores de Endocrinología de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, señalaba múltiples consecuencias patológicas derivadas de estos tratamientos, a las que habría que añadir los daños de carácter vital, especialmente dramáticos si consideramos que la literatura científica también ha establecido que la subjetividad sexual se realinea con su sexo biológico una vez pasada la pubertad; la razón es obvia: la acción natural de las hormonas en el propio organismo al completarse el proceso de maduración.
Según recuerda la declaración, la Comisión Familia y Vida de la CEU, invita a votar decididamente para procurar la derogación de la «Ley Trans». Entre los aspectos más negativos de la ley cabe mencionar: «la pretensión de negar la realidad de que se nace hombre o mujer; el desconocimiento, cuando no menosprecio, de la patria potestad de los padres, a los que se les niega el derecho del cuidado de sus hijos en tanto que éstos, y por causa de esta ley, pueden decidir acceder a tratamientos irreversibles y de importantes consecuencias sin el consentimiento de sus progenitores; la imposición del Estado de la ideología de género; la pretensión de transformar en realidades de derecho lo que no son más que deseos subjetivos», según e-Cristians.
Finalmente, e-Cristians destaca que amplios sectores del feminismo se han posicionado frontalmente contra lo que implica contra la mujer la ideología «Trans».
En un reciente y duro manifiesto intitulado «Un feminismo crítico abolicionista del género», se ha declarado, con razón, que el género no es una cuestión identitaria ligada a la voluntad: creer que «los hombres pueden ser mujeres sólo por decirlo, elimina la realidad de las mujeres». Además, se advierte del peligro de adoctrinar a niños y adolescentes en la teoría queer (término que se utiliza para designar personas que no se identifican con los modelos de género binario hombre-mujer), lo cual «pone en peligro la salud física y mental de una población muy vulnerable por razones de edad y con consecuencias irreversibles».