Hay fechas de eventos importantes que se olvidan y de esta manera la memoria católica se debilita. Uno de estos eventos, que ha tenido un carácter excepcional porque fue de las pocas veces que los laicos cristianos europeos actuaron directa y conjuntamente, fue la Convención de Cristianos por Europa (CCE) celebrada los días 6, 7 y 8 de diciembre de 2002 en la Universidad Abat Oliba CEU de Barcelona.
Su finalidad era la de hacerse presentes en cada estado, y en el ámbito europeo como ciudadanos cristianos de la Unión, que reclamaban que el nuevo tratado, calificado de «Constitución europea», que sería firmado en 2004, reconociera los fundamentos cristianos de Europa y la importancia de la concepción cristiana en la cultura europea.
Sus objetivos eran:
- “Promover un proceso de movilización de los laicos y elaboración de contenidos dirigido a incidir sobre las conclusiones de la Convención Europea y los acuerdos de la Conferencia Intergubernamental de 2004.
- Constituir un marco organizador permanente de encuentro, reconocimiento, trabajo, oración y acción conjunta de católicos implicados en la política, la cultura, la comunicación y los movimientos sociales, en relación a las instituciones y la sociedad de la Unión Europea”.
Esta iniciativa, impulsada inicialmente por e-Cristians, se asoció muy pronto con la Asociación Católica de Propagandistas y contó con el apoyo decidido del entonces Cardenal Carles, arzobispo de Barcelona.
Da una idea de la dimensión de la Asamblea el hecho de que fuera abierta por Alfonso Coronel de Palma, Presidente de la Fundación Universitaria San Pablo-CEU y Presidente de la Asociación Católica de Propagandistas, Monseñor Faustino Sainz de Muñoz, Nuncio Apostólico ante las Comunidades Europeas, Monseñor Ricard Maria Carles, Arzobispo de Barcelona. Y cerrara el acto el presidente de la Generalitat de Catalunya, Jordi Pujol. En la clausura intervinieron: Josep Miró i Ardèvol, presidente de e-Cristians, Carles Duarte i Montserrat, secretario general de la Presidencia de la Generalitat de Catalunya, el Nuncio Apostólico en España, Monseñor Manuel Monteiro de Castro, el presidente del Consejo de Estado, Íñigo Montero y monseñor Ricard Maria Carles i Gordó, Arzobispo de Barcelona. Finalizó con una misa de clausura en la catedral de Barcelona oficiada por el propio Cardenal arzobispo.
En las jornadas participaron como ponentes personas tan destacadas como:
Marcelino Oreja Aguirre, presidente del Instituto de Estudios Europeos de la Fundación Universitaria San Pablo-CEU y ex Secretario General del Consejo de Europa, Cesare Mirabelli, Presidente Emérito de la Corte Constitucional de la República Italiana, Guzmán Carriquiry, subsecretario del Consejo Pontificio para los Laicos, Manuel Silva, portavoz adjunto del Grupo Parlamentario catalán, Convergencia y Unió en el Congreso de los Diputados, P. Thomas Williams, L. C., Decano de la Facultad de Teología Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, Monseñor Lluís Clavell i Ortiz-Repiso, Rector Emérito de la Universidad de la Santa Croce, Iñigo de Oriol Ybarra, presidente de Iberdrola, Roberto Formigoni, presidente de la región de Lombardía y el arzobispo de Tarragona y Primado Lluís Martínez i Sistach.
Los participantes pertenecían a movimientos y organizaciones de la Iglesia y eran representantes de otras confesiones cristianas, académicos profesionales y especialistas, miembros de la Convención Europea, eurodiputados, altos funcionarios de la Unión, del Consejo de Europa, del Comité de las Regiones y del Comité Económico y Social. Responsables y dirigentes políticos de los estados miembros. Profesionales de la comunicación y de la cultura.
Vale la pena destacar algunas de las organizaciones que participaron por su diversa orientación en el seno de la Iglesia:
El Comité Central de los católicos alemanes, las Semanas Sociales de Francia, diversas organizaciones polacas, la Asociación Católica de Propagandistas, la Federación de Cristianos de Catalunya, Focolares, Regnum Christi, Comunión y Liberación, Movimiento de Trabajadores Cristianos, la Unión Católica de Trabajadores y la Acción Social Empresarial. En otro orden, diputados del Parlamento Europeo procedentes de Francia, España, Portugal, Italia, Alemania, Hungría y Eslovenia, así como parlamentarios estatales de España, Italia, Irlanda, Polonia y Portugal. También nueve universidades católicas de primera fila y una larga lista de fundaciones, y grupos más específicos.
La Declaración de la Convención de cristianos por Europa merece ser leída y meditada porque, a pesar de los 20 años transcurridos -o precisamente por ello-, sigue siendo un texto vivo e inspirador de la participación organizada de los laicos cristianos en Europa.
La Asamblea se dotó de una organización, estuvo presidida por Josep Miró i Ardèvol y celebró un segundo plenario en Cracovia. Una de sus principales actuaciones fue la recogida de 650.000 firmas de toda Europa, que fueron entregadas a la presidencia de turno de la Unión, que correspondía a Italia, solicitando que el preámbulo de la Constitución reconociera las raíces cristianas de Europa y la aportación del cristianismo a la cultura común.
En las actuales circunstancias, una nueva asamblea haría un gran servicio a Europa y al cristianismo.