Ofrecemos aquí la traducción del artículo de Andre Van Mol, MD, copresidente del Comité del Colegio Americano de Pediatras sobre Sexualidad Adolescente, publicado en Public Discourse.
Transgénero: ¿una religión patrocinada por el Estado?
El desacuerdo con las políticas pro-LGBT rápidamente se tilda de anti-ciencia. Como Jonah Goldberg señala, éste es un ejemplo de ideología que usa el lenguaje de la ciencia para camuflarse a sí mismo.
Resulta que la ciencia real no es de mucha ayuda para la defensa de los transgénero. La Asociación Americana de Psiquiatría, DSM-5, remarca que las tasas de deserción de disforia de género es de un 70 a un 97 por ciento en «varones de nacimiento» y de un 50 a un 88 por ciento en «mujeres de nacimiento». La Asociación Americana de Psicología en su Manual de APA sobre Sexualidad y Psicología afirma que la gran mayoría de los niños y niñas disfóricos de género aceptan su sexo de nacimiento/cromosómico en la adolescencia o en la edad adulta.
El psicólogo de la Universidad de Toronto, Dr. James Cantor , cita tres estudios a gran escala y otros estudios más pequeños que muestran que los niños que se identifican como transgénero abandonan esta identificación entre un 60 y un 90 por ciento de los casos transcurrido un tiempo. Un Estudio de 2008afirmó que del 80 al 95 por ciento de los niños pre púberes disfóricos de género acepta su sexo biológico al final de la adolescencia.
En pocas palabras, la identificación transgénero es algo que con frecuencia se corrige a sí mismo.Una probabilidad abrumadora de desistimiento no es un argumento científico para imponer políticas sobre la identidad y el cumplimiento obligatorio de sus demandas.
Si no es pro ciencia, no es ciencia
En 2016, los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. comenzaron a reclutar menores transgénero para un estudio de $ 5.7 millones, el más grande hasta la fecha.Será el primero en seguir los efectos médicos de retrasar la pubertad y solo el segundo en rastrear también sus efectos psicológicos.
Como el sitio web del Centro de Excelencia UC San Francisco para la Salud Transgénero señala: «Aunque clínicamente cada vez es más común, no se ha publicado el impacto de los medicamentos de la GnRH [los medicamentos bloqueadores de la pubertad] administrados a los jóvenes transgénero en la pubertad temprana, más o menos a los 12 años de edad».
En septiembre de 2017 la Sinopsis de prácticas clínicas JAMA sobre el tratamiento hormonal de la disforia de género ofrecía seis recomendaciones principales, tres de las cuales animaban a la administración de hormonas (desde la adolescencia) y a la cirugía (tratamiento post-hormonal), a pesar de que la evidencia de estas tres tenía un respaldo “bajo” o “muy bajo”.
Claramente, emitir recomendaciones terapéuticas importantes basadas en evidencia baja o nula es incompatible con las buenas prácticas. La Universidad de Bath del Reino Unido, que ha analizado las contradicciones existentes en estos estudios, ha rechazado recientemente que un investigador – el cual es un psicoterapeuta identificado como gay y miembro de la Asociación Profesional Mundial para la Salud Transgénero – pueda investigar a personas que se arrepienten de su cirugía de reasignación de género al no estar de acuerdo con su sexo de nacimiento.
En base a los escasos datos que tenemos, muchos de los cuales no indican resultados positivos de la práctica a largo plazo, es imposible recomendar la transición de género a menores en base a pruebas seguras o evidentes. En ausencia de resultados verificables, lo que tenemos es una ideología estridente impuesta como un totalitarismo blando.No es pro ciencia, no es ciencia.
Una solución física a un problema psicoespiritual
Ningún niño se siente completamente cómodo en su propia piel. Forma parte del crecimiento.Hoy, sin embargo, la torpeza social puede llevar fácilmente a hombres y mujeres jóvenes a la conclusión de que no encajan porque son LGBTQ.
El diagnóstico erróneo conduce a un tratamiento erróneo, y cada vez más personas lo reconocen en todo el espectro político.La resistencia a la imposición transgénero está apareciendo incluso en la izquierda.
Este sitio web, por ejemplo, está dirigido por quienes se proclaman «psicólogos, trabajadores sociales, médicos, especialistas en ética médica y académicos [que] tienden a ser izquierdistas, de mente abierta y pro derechos pro-gay, pero que también están preocupados por la tendencia actual de diagnosticar y afirmar rápidamente a los jóvenes como transexuales«. Explican:» Creemos que las cirugías innecesarias y/o los tratamientos hormonales, que no se han probado como seguros a largo plazo, representan riesgos significativos para los jóvenes”.
Este otro sitio web es un ejemplo de la creciente tendencia al escepticismo de la ideología transgénero por parte de las feministas de la «cuarta ola»:presenta publicaciones de LGB y de personas identificadas LGBy padres afirmando que son escépticos acerca de «la bobada de los nacidostransgénero»y les preocupa que los menores sean captados hacia el transgénero.
Aunque se presenta a sí misma como basada en la ciencia y opuesta a la religión tradicional, la ideología transgénero es en sí misma casi una religión. Tiene una gran similitud con la “goeteia”, una práctica que J. Budziszewski describe en su libro Lo que no podemos no saber cómo «la antigua práctica cuyo objetivo era adquirir poder mediante la ‘ruptura’ de la naturaleza, desvinculando sus patrones, destrozando la creación».
El profesor de Princeton Robert George explica que la ideología transgénero es gnóstica en su negación de la realidad física a favor de un supuesto conocimiento que prevalecería. Del mismo modo, en su carta al director del 3 de agosto de 2017 en The Times de Londres, el reverendo NT Wright escribió: “La confusión sobre la identidad de género es una forma moderna, y ahora alimentada por Internet, de la antigua filosofía del gnosticismo. El gnóstico, alguien que «sabe», ha descubierto el secreto de «quién soy realmente», detrás de la apariencia exterior engañosa. Esto implica negar la bondad o, incluso, la realidad última de la naturaleza. La naturaleza, sin embargo, tiende a contraatacar sobre las posibles víctimas, que en este caso son los jóvenes vulnerables e impresionables que, como adultos confundidos, pagarán el precio de las fantasías de moda de sus mayores”.
El psiquiatra Karl Benzio lo dice de manera más sucinta: «El transgénero ocurre cuando una persona con un problema psicoespiritual está buscando una solución física«.
Nuestra nueva religión, gnosticismo de Estado
La ideología transgénero es una fe adoctrinadora y nuestro gobierno está haciendo un proselitismo agresivo en su favor.
Illinois ha decidido deshacerse de las familias de acogida y de los trabajadores sociales que no «faciliten» el transgénero. En California, la Ley de Juventud Saludable 2016ordena que la instrucción pro-LGBT se imparta en las escuelas secundarias y preparatorias estatales. Aún permite que los padres revisen los contenidos de la educación sexual y de prevención del VIH y permite a los estudiantes abandonar la clase sin repercusión alguna.Sin embargo, a diferencia del contenido de la educación sexual y del VIH, la cláusula de la Ley de exclusión ‘no se aplica a la instrucción, materiales, presentaciones, o a la programación que aborda género, identidad de género, expresión de género, orientación sexual’, entre otros contenidos.
La Ley no protegió tampoco a los niños de educación infantil en las Escuelas de la Academia Rocklin de California cuando, sin informar a los padres, se leyeron en clase dos libros infantiles sobre transgénero y un compañero de clase que conocían cuando era niño fue reintroducido como niña. El superintendente defendió la decisión señalando que, a diferencia de los materiales de educación sexual, las cuestiones de identidad de género no requieren notificación a los padres. El catecismo transgénero es obligatorio y no tiene edad de consentimiento.
Esto está ocurriendo en otros países también. En Canadá, por ejemplo, en Ontario el Proyecto de ley 89permite que el Estado se apropie de niños cuyos padres no están de acuerdo con las políticas e ideologías LGBTQI y establece que las agencias gubernamentales prohíban a las parejas con este tipo de convicciones acoger o adoptar niños.
Se nos dice que debemos cumplir con las insaciables demandas de la política transgénero. Cualquier fallo en hacerlo es una transgresión condenable. David Frances lo expresa así: «En la fe secular de la izquierda iliberal, los mandatos sobre pronombres se han convertido en el equivalente a los códigos de blasfemia«. Como Richard John Neuhaus observó en 1997 (y Matthew Franck señaló en 2013): “Con la ortodoxia más antigua es posible estar en desacuerdo, se puede tener una discusión. Al menos supone razón y relato lógico en principio. No es así con la nueva ortodoxia. Aquí el desacuerdo es una afrenta personal intolerable. Se interpreta como una negación de los demás, de su experiencia de quiénes son. Es un asalto blasfemo al dios más elevado, «Mi identidad»”.
Rod Dreher está de acuerdo. Escribe: “No se puede discutir con un fanático de la política de identidad, porque negar su afirmación es negar su personalidad. A cambio . . . no te deben ningún respeto. La causa más elevada de afirmar su identidad lo excusa todo. . . así es como termina el Estado de derecho y la ley es reemplazada por la voluntad de poder.
No es suficiente simplemente con ser pro-LGBT.Cualquier fallo en ser lo suficientemente entusiasta de las reclamaciones y propuestas LGBT se encuentra rápidamente con acusaciones de ser odioso, fanático, fóbico o la palabra clave: fundamentalista”.
Las consecuencias de la disidencia
Los cristianos ortodoxos y los judíos que expresan su oposición a la ideología y la práctica LGBT están siendo acusados de estar en contra de los derechos humanos y la igualdad. La idea de que conceptos tales como igualdad humana universal y derechos humanos son específicamente de origen bíblico y judeocristiano se pierde en la crítica, aunque es sostenido incluso por prominentes filósofos ateos como Luc Ferry y Jurgen Habermas .
El precepto fundamental es que todas las personas se crean como imago Dei, a imagen de Dios. Las personas tienen igual valor, aunque no los comportamientos. Los adversarios no son vistos como seres subhumanos ni demonios encarnados, sino que merecen respeto y honor incluso cuando estén totalmente en desacuerdo con nosotros. Estos puntos de vista están en desacuerdo con la táctica cultural actual de los argumentum ad Hitlerium.
¿Y qué hay de la libertad de expresión y el derecho a disentir? La Primera Enmienda se basa en los derechos de conciencia y se derrumba sin ellos. El derecho a objetar en conciencia existe precisamente para proteger a las personas que tienen puntos de vista opuestos.Parece lo suficientemente sencillo, o al menos, una vez lo fue.
Los derechos de conciencia ya no se aplican a aquellos que no cumplan con el pensamiento grupal LGBT. La creencia de que se está haciendo daño en nombre del transgénero, especialmente a los niños, se está volviendo tabú.No puede haber cuartel para la divergencia de la línea del partido.Ninguna herejía puede quedar impune.
La disforia de género es un grave problema de salud mental con una enorme tasa de desistimiento. Pero el transgénero es un sistema de creencias que cada vez más se asemeja a un culto religioso, un gnosticismo moderno que niega la realidad física por percepciones engañosas, impuesto por el Estado violentando la cláusula de la Primera Enmienda.
Los niños son guiados hacia protocolos de tratamiento que carecen de seguridad comprobada y eficacia a largo plazo. La ideología transgénero es un credo intolerante, y sus dogmas exigen el sacrificio no solo de los derechos de conciencia sino también de la atención que se necesita desesperadamente para niños y adultos disfóricos.