Ofrecemos a nuestros lectores el importante artículo que Ryan T. Anderson ha publicado en The Daily Signal:
La «reasignación» de sexo no funciona. Es imposible «reasignar» físicamente el sexo a alguien, y tratar de hacerlo no produce buenos resultados psicosociales.
Como demuestro en mi libro «Cuando Harry se convirtió en Sally: respondiendo al momento transgénero«, la evidencia médica sugiere que la reasignación de sexo no aborda adecuadamente las dificultades psicosociales que enfrentan las personas que se identifican como transgénero. Incluso cuando los procedimientos son exitosos técnica y cosméticamente, e incluso en culturas que son relativamente amigables con las personas trans, los transicionistas siguen consiguiendo unos pobres resultados.
El Dr. Paul McHugh, distinguido profesor de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, explica:
Los hombres transgénero no se convierten en mujeres, ni las mujeres transgénero se convierten en hombres. Todos (incluido Bruce Jenner) se convierten en hombres feminizados o mujeres masculinizadas, falsificaciones o imitaciones del sexo con el que se «identifican». En eso radica su problemático futuro.
Cuando «el tumulto y los gritos mueren», no resulta fácil ni sabio vivir con un atuendo sexual falso. El seguimiento más exhaustivo de las personas con reasignación de sexo, llevado a cabo durante más de 30 años en Suecia, donde la cultura apoya firmemente a los transgénero, documenta su inquietud mental permanente. Después de 10 ó 15 años de la reasignación quirúrgica, la tasa de suicidios de los que se habían sometido a cirugía de reasignación sexual era 20 veces mayor que la de sus iguales comparables.
McHugh señala que a menudo la reasignación no proporciona la plenitud y la felicidad a largo plazo que buscan las personas, debido a que el cambio de sexo es físicamente imposible.
De hecho, la mejor investigación científica apoya la advertencia y la preocupación de McHugh.
Así es como The Guardian resumió los resultados de un análisis de «más de 100 estudios de seguimiento de transexuales operados» realizado por el Aggressive Research Intelligence Facility (ARIF) de la Universidad de Birmingham:
[ARIF], que realiza análisis de los tratamientos de atención médica para el Servicio Nacional de Salud, concluye que ninguno de los estudios proporciona evidencias concluyentes de que la reasignación de género sea beneficiosa para los pacientes. Encontró que la mayoría de las investigaciones estaban mal diseñadas, lo que sesgó los resultados a favor del cambio físico del sexo. No se evaluó si otros tratamientos, como el asesoramiento a largo plazo, podrían ayudar a los transexuales, o si su confusión de género podría disminuir con el tiempo.
«Existe una gran incertidumbre sobre si cambiar el sexo a alguien es algo bueno o malo», declaró Chris Hyde, el director del centro ARIF. Incluso si los médicos tienen la precaución de realizar estos procedimientos solo en «pacientes apropiados», continuó Hyde, «todavía hay un gran número de personas que se han operado pero siguen traumatizadas, a menudo hasta el punto de suicidarse».
De especial preocupación son las personas a las que estos estudios «perdieron la pista». Como señaló The Guardian, «los resultados de muchos estudios de reasignación de género son poco sólidos porque los investigadores perdieron la pista de más de la mitad de los participantes». De hecho, «la Dra. Hyde dijo que la alta tasa de abandono podría reflejar altos niveles de insatisfacción o incluso suicidio entre los transexuales operados».
Hyde concluyó: «En resumidas cuentas, aunque está claro que a algunas personas les va bien con la cirugía de reasignación de género, la investigación disponible tranquiliza poco respecto a cuántos pacientes responden mal a la cirugía, y, en tal caso, qué tan mal».
El centro llevó a cabo su estudio en 2004, por lo que ¿tal vez las cosas hayan cambiado en la última década?
No tanto. En 2014, Hayes Inc. -una firma de investigación y consultoría que evalúa los resultados de seguridad y salud de las tecnologías médicas- realizó un nuevo estudio de la literatura científica. Hayes descubrió que la evidencia sobre los resultados a largo plazo de la reasignación de sexo era demasiado escasa para respaldar conclusiones significativas y dio a esos estudios su calificación más baja en cuanto a calidad:
Las mejoras estadísticamente significativas no han sido consistentemente demostradas por múltiples estudios para la mayoría de los resultados… La evidencia con respecto a la calidad de vida y la función en adultos de-hombre-a-mujer era muy escasa. La evidencia respecto a medidas menos exhaustivas de bienestar en adultos receptores de terapia hormonal cruzada fue directamente aplicable a pacientes con [disforia de género] pero era escasa y/o conflictiva. Los diseños del estudio no permiten conclusiones de causalidad, y los estudios generalmente también tienen debilidades asociadas con la realización del estudio. Existen riesgos potenciales de seguridad a largo plazo asociados con la terapia hormonal, pero ninguno ha sido probado ni descartado de manera concluyente.
La administración de Obama llegó a conclusiones similares. En 2016, los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid revisaron la cuestión de si la cirugía de reasignación de sexo debería estar cubierta por los planes de Medicare. A pesar de haber recibido una solicitud de que su cobertura fuera obligatoria, se negó, basándose en que no hay evidencia de que beneficie a los pacientes.
Así es como lo expresó en junio de 2016 el «Memorando de decisión propuesta para la disforia de género y la cirugía de reasignación de género«:
Basándonos en una revisión exhaustiva de la evidencia clínica disponible en este momento, no hay suficiente evidencia para determinar si la cirugía de reasignación de género mejora los resultados de salud para los beneficiarios de Medicare con disforia de género. Hubo resultados contradictorios (inconsistentes): de los estudios mejor diseñados, algunos reportaron beneficios mientras que otros reportaron daños. La calidad y la solidez de la evidencia fueron bajas debido a que los diseños del estudio eran principalmente observacionales, sin grupos de comparación, potenciales variables de confusión y con muestras pequeñas. Muchos estudios que informaron resultados positivos eran estudios de tipo exploratorio (series de casos y control de casos) sin seguimiento confirmatorio.
El memorando de final de agosto de 2016 fue aún más contundente. Señalaba:
En general, la calidad y la solidez de la evidencia fueron bajas debido a diseños de estudio principalmente de observación, sin grupos de comparación, criterios de evaluación subjetivos, potenciales factores de confusión (situación en la que la asociación entre la intervención y el resultado está influenciada por otro factor, como la cointervención), tamaños de muestra pequeños, falta de herramientas de evaluación validadas y pérdidas considerables durante el seguimiento.
Esta «pérdida durante el seguimiento», recuerden, podría estar apuntando a las personas que se suicidaron.
Y cuando se trata de los mejores estudios, no hay evidencia de «cambios clínicamente significativos» después de la reasignación de sexo:
La mayoría de los estudios eran estudios de tipo exploratorio, no longitudinales (es decir, en un estado de investigación preliminar o de generación de hipótesis), o no incluían controles concurrentes o pruebas pre y post cirugía. Varios reportaron resultados positivos, pero los problemas potenciales mencionados anteriormente disminuyeron la solidez y la confianza. Tras una cuidadosa evaluación, identificamos seis estudios que podrían proporcionar información útil. De estos, los cuatro mejor diseñados y realizados que evaluaron la calidad de vida antes y después de la cirugía usando estudios psicométricos validados (aunque no específicos), no demostraron cambios o diferencias clínicamente significativas en los resultados de las pruebas psicométricas después de la [cirugía de reasignación de género].
En un debate sobre el estudio más grande y robusto -el estudio de Suecia que McHugh mencionó en la cita anterior- los Centros para Servicios de Medicare y Medicaid señalaron una probabilidad 19 veces mayor de muerte por suicidio, y una gran cantidad de otros malos resultados:
El estudio identificó una mayor mortalidad y hospitalización psiquiátrica en comparación con los controles emparejados. La mortalidad era debida principalmente a suicidios (19,1 veces más que en los suecos de control), pero la muerte por neoplasia y enfermedad cardiovascular se incrementó también de 2 a 2,5 veces. Notamos, la mortalidad de esta población de pacientes no se hizo evidente hasta pasados 10 años. El riesgo de hospitalización psiquiátrica fue 2,8 veces mayor que en los controles, incluso después del ajuste por enfermedad psiquiátrica previa (18 por ciento). El riesgo de intento de suicidio era mayor en pacientes de-hombre-a-mujer, independientemente del género del control. Además, no podemos excluir las intervenciones terapéuticas como causa del exceso de morbilidad y mortalidad observado. El estudio, sin embargo, no fue construido para evaluar el impacto de la cirugía de reasignación de género per se.
Estos resultados son trágicos. Y contradicen directamente lo que dicen los medios más populares, así como muchos de los estudios instantáneos que no rastrean a las personas a lo largo del tiempo. Como señalaron los Centros para Medicare y Medicaid, «la mortalidad de esta población de pacientes no se hizo evidente hasta 10 años después».
Por tanto, cuando los medios de comunicación pregonan estudios que solo hacen un seguimiento de los resultados durante algunos años, y afirman que la reasignación es un éxito impresionante, existen buenas razones para ser escépticos.
Como explico en mi libro, estos resultados deberían ser suficientes para frenar la precipitación en los procedimientos de reasignación de sexo. Deberían incitarnos a desarrollar mejores terapias para ayudar a las personas que luchan con su identidad de género.
Y nada de esto ni siquiera comienza a hacer frente a las terapias radicales, totalmente experimentales, que están siendo dirigidas a los cuerpos de los niños para hacerles la transición.