Diez años después del inicio de la crisis financiera global la pregunta más frecuente es sobre la recuperación económica de España. Lehman Brothers, con activos por 639.000 millones y casi 26.000 empleados repartidos por todo el mundo, dejó un agujero de 613.000 millones de dólares, lo que le convirtió en la mayor quiebra de la historia. Su caída, además, provocó un terremoto en los mercados que se sintió a lo largo y ancho del planeta.
Fue en los primeros días de agosto de 2007 cuando los expertos fechan el inicio de la devastadora crisis financiera. En un lapso de tiempo de apenas tres días, del 6 al 9 de agosto, quebraron tres sociedades hipotecarias estadounidenses y, al otro lado del Atlántico, el banco frances BNP Paribas anunció la suspensión de tres de sus fondos.
El desplome del precio de los activos ligados a las hipotecas subprime le impedía calcular el valor de los fondos, por lo que se veía obligado a impedir que los inversores retirasen su dinero.La situación comenzó a extenderse con el paso de los meses y el mercado interbancario quedó completamente paralizado. Ninguna entidad se atrevía a prestar a otra y todas desconfiaban de hasta qué punto sus competidores estaban expuestos a estos activos tóxicos. Los bancos centrales, de hecho, iniciaban en esas fechas las inyecciones de liquidez y la progresiva bajada de los tipos de interés que acabaría llevando el precio del dinero a mínimos históricos.
Una recuperación desigual
Desde el estallido que se produjo el 2007, gran parte de la población en España sufre las consecuencias de la recesión. Pero, los efectos no han llegado a todos del mismo modo: el número de grandes fortunas se ha multiplicado en un 2,5. Estos datos, publicados por la Agencia Tributaria, también muestran la pérdida de eficacia del impuesto patrimonial. Hace diez años un millón de personas presentó la declaración de Patrimonio, hace dos años sólo la presentaron 197.000 personas.
En España, la media de la riqueza por persona (con datos hasta 2013) es de 144.000 euros, si bien la mitad de la población menos rica concentra solo el 7% de esa riqueza con una media de 18.900 euros por persona. En la parte alta de la tabla se sitúa el 10% de la población que aglutina el 57% de la riqueza, con una media de 813.000 euros por persona. Esto significa que la riqueza media de una persona que se encuentra en el 10% de la población más adinerada es 43 veces mayor a la media de quien está entre el 50% de la población menos boyante, una brecha que apenas ha variado en las últimas tres décadas.
En España, al igual que en el resto de Occidente, la gran perjudicada es la clase media.Mientras que en los países subdesarrollados han sufrido un fuerte crecimiento económico, las élites occidentales experimentan un crecimiento de su renta estratosférico.
Las mejoras salariales que eran fruto del incremento de la productividad ha pasado a la historia. En los Estados Unidos de América (EE.UU.), entre el año 1973 y 2013, la productividad ha aumentado un 107%. El salario del trabajador, por otra lado, percibe un 13% menos de su salario (eliminando los efectos inflacionarios).
El economista Branko Milanović, mediante un gráfico denominado la curva del elefante, muestra cómo ha crecido el ingreso mediano de una familia per cápita entre el año 1988 y el 2008. Milanović denuncia como los trabajadores occidentales han perdido ingresos, beneficiando a los trabajadores en Asia y a los occidentales más ricos.